Racismo en el Futbol

«Análisis crítico: Racismo en el fútbol y la inconsistencia de la FIFA y los clubes de élite»

Introducción.

La lucha contra el racismo y la xenofobia en el fútbol ha sido un tema de importancia creciente en las últimas décadas, tanto a nivel de las normativas internacionales como de las organizaciones deportivas como la FIFA quien cuenta con una serie de artículos y directrices que prohíben claramente cualquier forma de discriminación por motivos de raza, origen étnico u otra condición. En particular, el artículo 4 de los Estatutos de la FIFA establece que «la discriminación de cualquier tipo en el fútbol está prohibida y será sancionada por la FIFA con arreglo al Código Disciplinario de la FIFA«.

A nivel internacional, tratados y convenciones como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial también contienen disposiciones que prohíben la discriminación por motivos de raza u origen étnico.

La aproximación legal al problema del racismo y la xenofobia en el fútbol plantea desafíos complejos. Si se llevara cada expresión o cántico al ámbito legal y de infracción, podría resultar en una limitación severa de la libertad de expresión y del ambiente lúdico y emocional que caracteriza al deporte. Es importante encontrar un equilibrio entre la sensibilización y la educación para promover el respeto y la inclusión, y al mismo tiempo permitir la expresión cultural y emotiva que muchas veces está presente en los eventos deportivos.

Analisis del caso.

El reciente hecho  generado por la selección argentina y su repercusión en el ámbito del fútbol internacional dan lugar a un análisis detallado desde el punto de vista del derecho internacional, en particular en relación con los derechos humanos y las manifestaciones de racismo y xenofobia en el deporte. Este incidente involucra múltiples dimensiones, incluyendo la ética deportiva, las normativas de la FIFA y los intereses políticos inherentes a los casos de discriminación en el fútbol.

El cántico específico alude a nacionalidades y orígenes raciales de algunos de los jugadores de la selección francesa, utilizando términos y connotaciones peyorativas. Esto motivó la apertura de un expediente tanto por parte de la FIFA como del Chelsea F.C., lo cual indica una preocupación por las manifestaciones de racismo y xenofobia que contradicen los valores y las normativas del deporte.

La FIFA, según sus estatutos, prohíbe cualquier forma de discriminación contra un país, persona o grupo de personas por motivos de raza, color de piel, etnia, origen nacional o social, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra naturaleza, nacimiento o cualquier otra condición. En este marco, el cántico realizado por integrantes de la selección argentina podría ser considerado una violación de estas normativas, justificando la apertura de un expediente por dicha organización.

Es importante que la FIFA recuerde precedentes de comportamientos similares que no siempre resultaron en sanciones equivalentes o investigaciones exhaustivas, reflejando cierta inconsistencia. Un ejemplo notable es el caso de la selección alemana en el Mundial de 2014, donde algunos jugadores realizaron un cántico despectivo hacia el equipo argentino aludiendo a su identidad nacional con un tono claramente peyorativo al mencionar «así caminan los gauchos». Este incidente no derivó en una investigación de la FIFA ni en sanciones, lo cual evidencia la existencia de una valoración posiblemente desigual de casos parecidos según las partes involucradas y el contexto mediático y político del momento.

Es posible que la denuncia de Francia contra Argentina y las circunstancias en torno a la salida de Messi del PSG (recordemos que también se hicieron manifestaciones de racismo y xenofobia en contra de Messi) estén influenciadas por una combinación de factores, incluyendo el impacto emocional de la derrota en el Mundial, la rivalidad deportiva, así como posibles tensiones o conflictos previos entre los equipos y los jugadores involucrados.

La competencia deportiva a menudo genera emociones intensas y puede llevar a reacciones emocionales exageradas o a interpretaciones subjetivas de las acciones de los equipos o jugadores rivales. En este sentido, es posible que la denuncia de Francia contra Argentina y las expresiones de xenofobia hacia Messi en el contexto de su salida del PSG estén motivadas, al menos en parte, por la decepción o el malestar emocional derivado de eventos anteriores.

En Europa, el racismo en el fútbol ha sido un problema persistente. Jugadores de ascendencia africana o de otros orígenes étnicos han sido objeto de abusos raciales tanto por parte de aficionados como en ocasiones por parte de otros jugadores o miembros del personal de los clubes. La UEFA y la FIFA han implementado campañas y sanciones para combatir el racismo en los estadios, aunque la efectividad de estas medidas ha sido cuestionada. Casos de alto perfil, como los abusos racistas dirigidos a jugadores durante competiciones internacionales, han llevado a sanciones y a la implementación de políticas más estrictas, sin lograr aún erradicar el problema completamente.

Como abogado especialista en derecho deportivo  y dado los antecedentes planteados en este caso específico, el hecho argentino, tiene claramente una naturaleza lúdica y cultural de los cánticos en el deporte, y cómo, pese a que el contenido pueda ser interpretado como ofensivo, no necesariamente refleja una intención deliberada de discriminar. Sería relevante también señalar casos precedentes donde no se ha actuado con igual severidad, sugiriendo una aplicación inconsistente de las normativas.

Además, en un contexto de alta competición y rivalidad deportiva, algunos discursos pueden excederse sin una intención concreta de ofender o discriminar, realidad que debería considerarse a la hora de evaluar la gravedad del incidente. No obstante, cualquier defensa sólida debe reconocer la necesidad de promover una mayor sensibilización y respeto, así como un compromiso claro con la lucha contra el racismo y la xenofobia, independientemente del contexto deportivo o cultural.

La FIFA tiene intereses políticos y no es secreto que Francia, como una potencia futbolística y económica, posee una influencia significativa en decisiones importantes. El trato diferencial en investigaciones de incidentes xenófobos o racistas entre equipos con distinto peso político y mediático subraya la complejidad de la dinámica de poder dentro de instituciones deportivas internacionales. De modo similar, Argentina, con una rica historia en el fútbol, también juega un papel importante. Las decisiones y posturas de la FIFA pueden entonces reflejar no solo una búsqueda de justicia sino también un equilibrio político delicado.

El análisis de estos casos requiere una reflexión profunda sobre cómo la FIFA y otras organizaciones deportivas pueden aplicar sus normativas de manera justa y coherente, asegurando que la lucha contra el racismo y la xenofobia en el deporte sea rigurosa y efectiva, independientemente de las influencias políticas o económicas que puedan estar presentes.

La aplicación del principio de igualdad ante la ley es fundamental en cualquier sistema de justicia, y esto incluye las normativas de la FIFA en el contexto de los incidentes de racismo y xenofobia en el fútbol. La discrepancia en las sanciones o investigaciones entre el caso de los cánticos argentinos hacia los jugadores franceses y el caso de los jugadores alemanes hacia los argentinos en 2014 plantea importantes interrogantes sobre la coherencia y equidad en las decisiones de la FIFA.

Primero, es esencial destacar que la FIFA, como organismo rector del fútbol mundial, tiene la responsabilidad de hacer cumplir sus normativas de manera uniforme y sin prejuicios. El incidente en cuestión, donde jugadores de la selección argentina cantaron cánticos que pueden interpretarse como racistas o xenófobos hacia los jugadores franceses, ha llevado a la apertura de un expediente. Este paso subraya los esfuerzos de la FIFA por abordar y sancionar comportamientos que vayan en contra de sus principios de igualdad y respeto.

Sin embargo, reitero es inevitable comparar este caso con el incidente en 2014, cuando jugadores de la selección alemana cantaron frases despectivas hacia los jugadores argentinos durante la celebración de su victoria en el Mundial. A pesar de que este cántico también tenía una carga peyorativa y podía interpretarse como insultante hacia la identidad nacional argentina, no se abrió un expediente ni se sancionó a los involucrados.

La disparidad en la reacción de la FIFA ante estos dos incidentes puede atribuirse a varios factores. Uno de estos factores podría ser el contexto político y la influencia que ciertos países tienen dentro de la organización. Alemania, como una de las principales potencias futbolísticas y económicas, puede ejercer una influencia considerable en las decisiones de la FIFA. Esto podría explicar, aunque no justificar, la falta de acción ante el incidente de 2014. Por otro lado, Francia también es una potencia en el fútbol y tiene un peso significativo en el ámbito internacional, lo que podría explicar la pronta y decidida respuesta de la FIFA al cántico argentino.

Además, las dinámicas mediáticas y la presión pública juegan un papel crucial. Los comportamientos racistas y xenófobos están siendo cada vez más rechazados por la sociedad global, lo que lleva a organizaciones como la FIFA a actuar con mayor celeridad y rigor en la actualidad, comparado con situaciones pasadas.

En cuanto a la postura del Chelsea F.C., crítico ante el cántico argentino, se plantea una aparente incongruencia. El club ha sido vocal en su desaprobación y ha abierto un expediente relacionado con el incidente, pero no mostró la misma proactividad al felicitar a Enzo Fernández después de ganar la Copa América, en contraste con las felicitaciones a otros jugadores, como su jugador español tras la Eurocopa. Este doble rasero puede ser percibido como una manifestación de racismo institucional, aunque el club podría argumentar motivos distintos, como cuestiones de mercadotecnia o atención mediática variable, pero la realidad es que debería haberlo hecho y no fue así.

El Chelsea, al ser una entidad privada, puede tener sus políticas comunicacionales internas que no necesariamente reflejan un comportamiento racista, aunque es claro que deberían aspirar a una coherencia mayor en sus felicitaciones y reconocimientos a todos sus jugadores por igual, independientemente de su nacionalidad. Esta seria una clara defensa al exponer los hechos en los expedientes abiertos por ambas entidades.

Es crucial recomendar que tanto la FIFA como las organizaciones deportivas y los clubes adopten medidas más firmes y consistentes en la lucha contra el racismo y la xenofobia. Deben asegurar que las políticas se apliquen de manera equitativa y sin sesgos, estableciendo un tratamiento igualitario para todos los incidentes similares sin importar el contexto o la influencia de las partes involucradas. Solo a través de una aplicación justa y consistente de las normas se puede avanzar hacia la erradicación de estos comportamientos del deporte y de la sociedad en general.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *