“Boda, negocios y blanqueo: El show de Cirio y Piccirillo”
Por Martin Francolino
Lo que a simple vista parece ser un cuento de hadas digno de revista del corazón, en el mundo de Jésica Cirio y Elías Piccirillo, no es más que otro capítulo de una historia llena de enredos, escándalos y, por qué no decirlo, tramas que no tienen nada que envidiar a una novela de horario estelar.
Empezando por el flamante novio, Elías Piccirillo. Se nos presenta como un «exitoso empresario». A ver, que la palabra «exitoso» se usa con una ligereza alarmante en nuestro país. Este mismo empresario tiene un pasado un tanto manchado con denuncias de estafas, deudas impagas y cheques rebotados. ¿Y qué sorpresa! Justo ahora, en medio de este currículum poco ejemplar, aparece como el nuevo amor de Cirio. Da que pensar, ¿no?
Jésica Cirio, una mujer que ha sabido estar en el ojo de la tormenta mediática, especialmente desde su relación con Martín Insaurralde, ex intendente de Lomas de Zamora. Porque sí, todos sabemos que esa relación también tenía su propio set de dramas y rumores, desde lavado de dinero hasta conexiones más que cuestionables. Pero claro, ahora nos quieren vender otro cuento. Un romance fresco, un nuevo inicio. ¿Blanqueo? No me hagan reír.
En el circo mediático que nos toca cubrir, cada movimiento de Cirio se disfraza de una coreografía ensayada, buscando redimir su imagen y escapar de las sombras del pasado. A ver, que la chica no es ninguna novata en esto. Sabe jugar sus cartas y, esta vez, lo hace con Piccirillo a su lado, quien también parece necesitar un buen ‘tapeteo’ de historial.
Lo que encontramos aquí es una estrategia, un intento de reinventarse, de vender una historia nueva y emocionante mientras se barre bajo la alfombra toda la suciedad que los precede. Y mientras tanto, la prensa y el público nos dejamos llevar, cada uno cumpliendo nuestro rol en esta puesta en escena.
La mala noticia para ellos es que no todo se olvida. Podrán cambiar de pareja, organizar bodas de ensueño y tratar de acallar rumores con entrevistas y exclusivas. Pero, al final del día, el pasado siempre tiene una manera de alcanzarnos, y los archivos de los diarios no desaparecen con una boda benéfica.
Así que, mientras seguimos viendo cómo se desarrolla este dramón tal de la vida real, recordemos mantener un ojo crítico. Porque detrás de los titulares de «nuevo amor» y «felicidad plena» suele haber mucho más que lo que una portada colorida nos quiere hacer creer.
Aquí estamos, entonces, listos para ver cómo se despliegan los siguientes actos de esta obra, conscientes de que en el mundo del espectáculo, y especialmente en el de la política, nada es lo que parece.
Cual es la estrategia:
Dos personajes con pasados turbulentos que deciden caminar al altar. Por un lado, Jésica Cirio, tratando desesperadamente de enterrar los fantasmas de su relación con Martín Insaurralde, con todos esos rumores de lavado de dinero y corrupción que aún flotan en el aire. Por el otro, Elías Piccirillo, un tipo con un currículum bastante colorido lleno de denuncias por estafas y cheques sin fondos. Huele a fórmula perfecta para un guion de realismo mediático.
La estrategia es clara: reinventarse. Cirio necesita cambiar la narrativa que la rodea. La boda con Piccirillo no solo ofrece la oportunidad de aparecer en todas las portadas como una mujer renovada y feliz, sino que también sirve para limpiar su imagen de esa gran nube negra que le dejó su relación con Insaurralde. Una movida típica de «fíjense, aquí no ha pasado nada».
¿Y Piccirillo? Bueno, Piccirillo parece buscar algo similar. Asociarse con una figura pública Cirio le puede proporcionar legitimidad e inmunidad mediática. Después de todo, una boda tan mediática puede hacer que sus antecedentes se vean como simples errores del pasado. Se vende ahora como el empresario exitoso y, claro, felizmente casado, lo que en un país con memoria corta como el nuestro, podría traducirse en nuevas oportunidades de negocios.
¿Acaso esta es la antesala de un nuevo Fariña? Recordemos todos cómo terminó Leonardo Fariña, el «valijero» que un día estaba en todas con Karina Jelinek y al otro cantando en sede judicial. La historia nos ha enseñado que los matrimonios mediáticos con trasfondo económico suelen terminar con más capital en el banco y más caos en los tribunales. Si Cirio y Piccirillo están jugando a esto, no sería sorprendente ver a las sombras del pasado reaparecer y pedir cuentas.
Mientras tanto, el público consume el espectáculo, fascinado por las bodas de ensueño y las fiestas glamorosas, olvidando que debajo de ese brillo hay historias mucho más oscuras y complejas. Ahí es donde debemos mantener un ojo avizor, porque, queridos amigos, nada es lo que parece en este país de operaciones y manipulaciones.
Así que sigamos viendo cómo se desarrolla el drama. Queda claro que detrás del “Sí, quiero” de Cirio y Piccirillo hay mucho más que un simple cuento de amor. Es una jugada de ajedrez bien planificada, donde ambos buscan limpiar sus nombres y escribir una nueva página en sus siempre polémicas biografías. Nos queda ver cómo este matrimonio impactará en el tablero del escándalo argentino, y quién sabe, quizás esta boda sea el inicio de otra historia digna de las primeras planas más oscuras.